En un mundo de
colores y matices diversos,
donde brillas
con luz propia,
resuena el
clamor de voces diferentes,
pidiendo
justicia, igualdad verdadera.
Que no importe
el color de tu piel,
ni la lengua en
la que hables,
que el amor no
conozca de género,
y el respeto
sea siempre tu sendero.
En cada trayecto, en cada esquina,
alcemos la bandera del respeto,
derribemos muros y rompamos cadenas,
para que la
igualdad sea nuestro objetivo.
No más miradas
cargadas de prejuicios,
ni palabras que
hieren como afiladas lanzas,
abracemos la
diversidad con alegría,
y que la
diferencia sea armonía.
Que cada
persona encuentre su lugar,
sin temor a ser
juzgada por su aspecto,
que el talento
y la bondad sean la medida,
y la
discriminación quede en el olvido.
Que en el
corazón de cada ser humano,
florezcan la
empatía y la comprensión,
para construir
un mundo más humano,
donde reine la
igualdad, nuestra canción.
En cada gesto,
en cada palabra,
prometamos ser
agentes del cambio,
porque en la
igualdad de trato y no discriminación,
se encuentra la
esencia de la verdadera civilización.
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